El pasado noviembre, en el número 2.638 de la revista Vida Nueva, se publicó un artículo sobre Profesionales Cristianos, titulado “Profesionales Cristianos, por una fe madura.
El artículo se llama «Este movimiento de Acción Católica busca dar un sentido ético al trabajo”.

Este movimiento de Acción Católica busca dar un sentido ético al trabajo

(Enrique Abad)  
Este mes se han cumplido cuatro años del nacimiento oficial, dentro de la Acción Católica, de un nuevo movimiento. Hoy todo el mundo habla de la necesidad de dar continuidad y encaminar a los diferentes grupos de jóvenes que se han ido formando en las comunidades, orientándolos a grupos más propios dentro de los estados evolutivos que sus miembros han ido adoptando. Es lo que sucedió con el movimiento de los Jóvenes Estudiantes Cristianos, que ha acabado derivando en uno nuevo: Profesionales Cristianos.
Este colectivo todavía no tiene la difusión de otros pero, a pesar de ello, está presente en diócesis como Palencia, Zamora, Zaragoza, Mallorca, Madrid, Canarias, Cáceres o Mérida-Badajoz. Además, ya están comenzando contactos con grupos de Valencia.
Sin un carisma determinado, nacen con las mismas finalidades que tiene la Iglesia Universal: la evangelización de la sociedad y de cualquier ambiente en el que se encuentren para instaurar el Reino de Dios en la tierra. Como todos los grupos de la Acción Católica, su metodología es la revisión de la propia vida, fundamentándose en tres grandes elementos esenciales: ver, juzgar y actuar.
 
Las sociedades están compuestas por entre seis y diez personas, que se reúnen periódicamente para poner en común su vida y enriquecerse con sus experiencias, testimonios, interpelaciones y ayudas mutuas, como el modo de ir creciendo hacia una vida más cercana al Padre. Vida en plenitud, una vida de justicia, una vida comprometida con los débiles y excluidos. Una vida, en definitiva, que camine hacia Dios, hacia la construcción del Reino.

En estos grupos se va trabajando la formación (abordándose temas de espiritualidad, sociales o de ética), se comparten los planes de vida (los aspectos personales, laborales, familiares,… en los que uno quiere crecer durante este curso) y, en general, se comparte la propia vida en torno al trabajo y la profesión. Este planteamiento de acción hace que cada día sean más quienes se acercan a estos grupos sin provenir del de los Estudiantes Cristianos, y que sus filas se vayan alimentando de compañeros de trabajo y amigos que, mediante el ejemplo de los militantes, se sienten llamados a vivir su fe de una forma más comprometida.
Los grupos de cada diócesis se coordinan entre sí y organizan distintas actividades: de carácter espiritual (como retiros espirituales o eucaristías), reuniones formativas y convocatorias de presencia pública. Este último espacio se organiza con el fin de ofrecer ámbitos de reflexión y acción en torno a la ética laboral o a distintos temas de actualidad, por medio de charlas, jornadas de reflexión o foros de debate.
Pretenden aportar a la sociedad una visión cristiana de la vida, siendo una voz crítica, denunciando y afrontando problemas e injusticias. La de Zaragoza, en la que hay actualmente 30 militantes, estructurados en cuatro grupos y dos consiliarios que los acompañan, es una de las diócesis en las que más están arraigando los Profesionales Cristianos. Este curso, en colaboración con el Centro Pignatelli, buscarán establecer en la ciudad un espacio de encuentro, debate y diálogo en torno a una práctica profesional ética. La meta: profundizar en el diagnóstico, abordar dificultades y lanzar pistas para desarrollar un trabajo de calidad y justicia.
Quienes quieran contactar con estos grupos pueden hacerlo a través de la siguiente página web: www.profesionalescristianos.com.