Padre, queremos hacernos conscientes de que tu presencia entre nosotros, que es en Tu Nombre y por Tu Reino por lo que hemos venido hoy a esta reunión.

Envíanos tu Espíritu que llene nuestra vida de Ti, que espabile nuestra mirada para verte en la vida cotidiana, que convierta nuestro corazón de piedra, lleno de comodidades, perezas, egoísmos, mínimos, maldades,… en uno de carne que nos divinice acercándonos más a ser como Tu Hijo, hijos.

Haznos dóciles a tu mano de alfarero para que no nos resulten extraños tus caminos, para vaciarnos de nuestras cosas huecas y llenarnos de la Tuyas que son fuente de vida.

Permítenos sentirte, hoy, ahora, más tarde, ablándanos con su presencia. Ayúdanos a que seamos capaces de reconocerte, de percibir Tu Presencia misteriosa alrededor de esta asamblea de hermanos.

“El niño ha pasado una mala noche, le hemos dejado dormir un poco más y he llegado bastante tarde al trabajo. Le mesa llena de papeles que organizar, informes que revisar, tareas pendientes de cierta urgencia, conversación con mi compañera sobre problemas con algunos proyectos, llamadas de teléfono de con técnicos de varias comarcas,… ¡¡¡Ufff, Voy ya acelerada y eso que todavía no he revisado el correo!!!

Lo abro y entre otros, veo uno de Sara, técnico del Programa de una comarca de actuación. El asunto pone CONSULTA y decido no abrirlo porque ya tengo bastante que resolver como para tensionarme más con otras cuestiones. Más tarde, y una vez cerrados varios asuntos pendientes decido abrirlo: “Buenos días N., ¿Qué tal? Se que estás muy liada así que tranquila, cuando puedas me llamas y te comento un par de cosillas ¿Vale?”

¡¡Dios mío, que encanto de mujer!! Te descubro en ella: por su ternura, por su paciencia, por como me cuida… y te doy gracias por ella. Ha sido como una bocanada de aire fresco en una corta pero intensa mañana de trabajo. No es la primera vez que pasa. Y es que a veces Señor, no te veo ni noto tu presencia en el trabajo… pero estás, claro que sí, con una presencia tenue y persistente, como una brisa suave pero que no siempre estoy en disposición de percibir. Un correo electrónico, la sonrisa cómplice de un compañero, el buen chiste en un momento de tensión de otro, y tantas y tantas presencias tuyas que a veces se nos pasan desapercibidas…”

“Puesto a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Y sus ojos se abrieron y lo reconocieron; y desapareció de su lado. Y se dijeron uno a otro: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24, 30-32)

Ellos descubren a Jesús, se les abren los ojos, lo reconocen, les arde el corazón. Te pedimos Padre, que nuestros ojos se abran y que enciendas nuestros corazones para descubrirte en nuestros ajetreos cotidianos, en los espacios laborales donde desempeñamos nuestras profesiones.

Ahora volvemos la vista sobre esta semana y tratamos de identificar a Dios en algún momento, ¿Dónde crees que Dios se ha hecho presente en tu vida de esta semana y ahora eres capaz de desvelar? ¿Cómo se te ha estado comunicando? ¿Cómo te sientes al descubrirlo?

Podemos poner en común nuestra oración… lo que nos surja en este momento lo podemos compartir…..

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amen