Me dediqué a la docencia hasta hace unos pocos años. Mi centro está en una zona con fuerte presencia de inmigrantes y familias gitanas. Los recursos económicos no abundan en el barrio y el nivel cultural es muy bajo. El trabajo de los docentes no siempre es valorado.

Los nuevos compañeros llegan con ilusión y temor a la vez. Me gustaba recibirlos, acogerlos, quería que para ellos también fuera un reto, que no tiraran la toalla. Nada me hizo pensar que una de las nuevas compañeras se vería envuelta en una “operación de acoso y derribo” por parte de padres y compañeros.

Los resortes que me impulsaron a plantear en mi grupo una Revisión de Vida – RdV fueron la defensa de la dignidad de la persona ante cualquier situación, sentir el sufrimiento que día a día consume a una compañera, la indignación por ver a quien se hace cómplice al mirar hacia otro lado y, la actitud cómoda de un equipo directivo que opta por dejar caer un miembro de su comunidad antes que plantar cara a la situación.

SLIDER_IMG_2442El conflicto fue largo en el tiempo (un curso escolar puede ser muy gratificante o muy doloroso). La Revisión de Vida fue clave para implicarse, lo aparentemente fácil era unirse a una mayoría silenciosa. Lo contrario era aceptar todas las consecuencias, alinearme con el débil. Hubiera podido sopesar los “contras”: el cansancio, por la prolongación, presiones por parte de la familia, preocupada por mi desgaste personal… No fue así, mi marido, también militante de Profesionales Cristianos – PX, fue un puntal importante en casa y en el grupo de RdV.

Mediar en el ámbito escolar, cuya comunidad abarca multitud de sensibilidades, a veces incluso en apariencia incompatibles, requirió fuerza de espíritu y fe en la búsqueda de la verdad.

Viví como un gran regalo ver a la persona vilipendiada salir a flote, poder ayudarla a reencontrar su camino profesional, verla crecer también en ese ámbito, acompañarla en su etapa más fructífera con renovada ilusión y, recibirla como militante en Profesionales Cristianos.

Conciliar, calmar las aguas, salvar dignidades y curar heridas sólo puede hacerse con total acierto de la mano de un Dios hecho Hombre. Significó salvar una vida al borde del abismo, acompañarla con renovada esperanza.

Algún día, o tal vez no, sabré si este hecho fue crucial para que ella ingresara en Profesionales Cristianos.

Mallorca. 2 de noviembre de 2015.