El Papa Francisco hace meses convocó para marzo de 2020 en Asís (Umbria) a jóvenes economistas y empresarios de todo el mundo. Su objetivo es ambicioso: crear un pacto global que humanice la economía. Las peticiones han desbordado la oferta y hay más de dos mil jóvenes economistas de más de 150 países del mundo que ya están matriculados para este encuentro. Será en el lugar de nacimiento de San Francisco de Asís, uno de los patronos de Italia.

Lleva por título ‘Economy of Francesco’ (Economía de Francesco) y tendrá lugar del 26 al 28 de marzo de 2020. Será un encuentro de estudio, encuentro e investigación.  El evento está inspirado en las Exhortaciones Apostólicas del Papa ‘Evangelii Gaudium’ y ‘Laudato Si’, en las que denuncia enérgicamente “el estado patológico de gran parte de la economía mundial”, hablando de una “economía que mata”. Detrás de esta idea está el economista Luigino Bruni, uno de los mayores representantes de la llamada “economía de comunión”.

Se pretende desencadenar un proceso, alimentarlo y darle continuidad. Me sorprende gratamente que millares de jóvenes economistas se unan en este deseo de una economía de comunión, de una alternativa a una economía que mata. Pero además me satisface que dos de esos jóvenes economistas, sean dos miembros de la juventud estudiante católica de Extremadura.

Uno Eduardo Martín, placentino, que tras estudiar economía en Salamanca y haber pasado una estancia en Bolivia, ahora ocupa la presidencia del movimiento en Madrid, dando tres años de su vida para animar la vida de los estudiantes, que buscan un estudio con sentido y compromiso humano desde el sentido evangélico.

Otro, Ismael Pérez, emeritense de nacimiento que, tras acabar estudios de grado en economía y master en la complutense, actualmente está investigando en la universidad de Extremadura en la facultad de economía, e iniciándose en la docencia universitaria, a la vez que es miembro del equipo del consejo de la juventud de Extremadura.

Dos jóvenes que se preguntaron, desde su ser y creer,  qué estudiar, por qué, para quién y que ahora no quieren desaprovechar esta ocasión de humanización y comunión para una economía que se digna y justa, que esté llena de ética. Me satisface conocer y compartir espacios de vida y compromiso de pastoral universitaria con estos jóvenes, haber sido testigo de sus procesos personales, de sus decisiones y opciones que le han llevado a vivir este evento como algo significativo en sus vidas, de su unión entre creer y vivir. Se suman al listado de estudiantes comprometidos, que han realizado un estudio “con-sentido”, de los que me interpelan y me renuevan con sus aspiraciones y su compromiso por una economía de comunión, en el verdadero deseo de que otro mundo es posible, y que están convencidos de que todos formamos parte de la casa común.

José Moreno Losada.

Via Hoy.es