Durante estos días, se están produciendo reuniones entre los obispos de la CEAS y los movimientos especializados de la Acción Católica Española, con el fin de compartir un proceso de reflexión que comenzó hace tres años.

Profesionales Cristianos – PX y la Juventud Estudiante Católica – JEC compartieron espacio de diálogo con los Obispos, reunión a la que asistieron los miembros laicos de los Equipos Permanentes de ambos movimientos.

Madrid. 13/11/2017. Durante los últimos tres años, los Movimientos de Acción Católica Especializada han llevado a cabo procesos internos de reflexión sobre su papel en la Iglesia y en el Mundo, animados por la Conferencia Episcopal. Todo este trabajo, que ha ido fructificando en diferentes documentos, ha sido una ocasión extraordinadira para renovar el compromiso de los movimientos con los ambientes, poner en valor su especificidad y necesidad en los procesos de evangelización actuales, así como de dialogar de la mano de responsables de la Iglesia Española -singularmente de D. Carlos Escribano, Obispo Consiliario-, en este caso de los obispos de la Comisión Epicospal del Apostolado Seglar (CEAS), y de su director actual, Luis Manuel Romero.

José Moreno Losada, de la Diócesis de Mérida – Badajoz, quien fuera consiliario de JEC, y que actualmente lo es de Profesionales Cristianos, cuenta en primera persona su vivencia de este enriquecedor encuentro que sentó a la mesa a obispos, sacerdotes, y laicas y laicos. Todo un tesoro en vasijas de barro, que reafirma la vocación por servir en las fronteras del mundo estudiantil, y de las profesiones y la cultura.

“Fijos los ojos en Jesús, para reavivar nuestra esperanza”

Me pongo a orar en la mañana y sigo con la colección de guiones de los ejercicios espirituales de este año con el lema de Hebreos: “Fijos los ojos en Jesús” (12,2). En concreto, a la luz de la bienaventuranza “bienaventurados los ojos que ven lo que veis”, y la invitación a reavivar la esperanza. Al contemplar este texto que me invita a vivir feliz en medio de aflicciones y dificultades, porque Cristo se deja ver y sostiene mi vida ministerial, recuerdo la vivencia de este fin de semana –Encuentro de consiliarios de JEC en Salamanca, reunión del equipo de profesionales en la sede de Madrid, encuentro con obispos en Arturo Soria-  y en concreto la tarde de ayer  en la casa de Ejercicios, junto a Añastro, donde cuatro obispos de la CEAS (Javier Salinas, Carlos Escribano, Antonio Gómez Cantero, Antonio Algora) y el director del secretariado de dicha comisión (Luis Manuel Romero) escucharon y dialogaron con los equipos permanentes de la Juventud  Estudiante Católica y Profesionales Cristianos, atendiendo al sector del estudio, la escuela-universidad, la profesión  y el ámbito cultural.

Un proceso de reflexión y vida

Para los obispos está siendo un trabajo maratoniano de diálogo y encuentro con los movimientos de la Acción Católica Especializada de España. Por la mañana habían estado con los movimientos de ámbito rural; por la tarde con nosotros (JEC y PX), y el lunes se encontraron  con la Frater, especializada en enfermedad y discapacidad, y los movimientos del sector obrero, por la tarde. Todos han estado realizando un proceso de reflexión y puesta a punto durante tres años, acompañados por el obispo consiliario Carlos Escribano,  y ahora es el momento de sentarse a la mesa y compartirlo en primer lugar con los obispos de la CEAS para después llevarlo y ofrecerlo a todos los demás en la Conferencia Episcopal Española. El proceso ha invitado a analizar la realidad actual de los movimientos en el contexto secular y eclesial que vivimos, la actualización de su proyecto evangelizador y las posibilidades  de evangelizar en el mundo actual con las nuevas claves y modos a los que se nos está llamando como conversión pastoral en estos momentos, desde la perspectiva de la iglesia misionera, en salida que sabe y quiere estar en las fronteras, ocupando no solo los espacios sino viviendo también los tiempos y los procesos.

¿Un punto aparte?                                                                                                                                

El ambiente de ayer inspiraba la necesidad y el gozo de poder poner un punto y aparte y vivir una etapa nueva y viva, esperanzadora, de estos movimientos en conexión con los pastores y los proyectos pastorales de la Iglesia en España. No vivir de un pasado, salir de lo que  pudiera separar y sospechar, para entrar con plena confianza en la tarea de evangelizar y llevar al hombre de hoy la buena noticia que le pertenece y que el Padre Dios quiere regalar a todos, especialmente a los que más sufren y desorientados viven. Todos deseamos un nuevo momento. Reconocemos que la situación cultural, política, económica, cultural  es nueva y está llena de dificultades y posibilidades, ahora no es tiempo de quejas sino de encarnación amorosa y compasiva, desde la debilidad y la pequeñez, pero con la firmeza de un evangelio que es válido para esta tierra y que llama a conversión a esta Iglesia que somos nosotros, para centrarnos en Jesús, nuestro Cristo, el verdadero Señor. Desde ahí ayer nos autoconcienciamos, pastores y laicos, del potencial evangelizador que tenemos entre manos en estos movimientos, de la vida profunda y apuesta seria de jóvenes y adultos por el evangelio y por el amor a la Iglesia que se entrega. Disfrutamos de una reflexión presentada por laicos jóvenes y profesionales de una altura y nivel admirable. Allí se detectaba formación, opciones, compromiso, fe y deseos de comunión para el único fin de esa iglesia que somos como es el evangelizar.

Espacio, tiempo, proceso

Si algo quedó claro es que no hay otro camino de generar apóstoles de Cristo que estando en los espacios que tenemos que estar, con el tiempo que nos lleva a la verdad de lo profundo y de lo coherente, y siendo fieles a los verdaderos procesos que no se quedan ni en sucesos ni en puros momentos. Que entienden que el anuncio no puede serlo superficial ni el primer momento ni en el segundo y que todo esto es verdad no porque lo digamos nosotros o una doctrina, sino que la propia vida experimentada por estos laicos jóvenes y  adultos lo  confirma y valida.

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Tiempo de escucha

Me maravilló ser y sentir a la Iglesia que escucha, durante casi dos horas los obispos y los sacerdotes que allí estábamos, nos  dejamos invadir por una reflexión llevada a cabo  por dos laicos que traían los análisis y claves descubiertas a pie de calle y de vivencias de cientos de bautizados organizados para vivir su fe, sabiendo que les va la vida en ello. Fue una verdadera experiencia de poder fijar los ojos en el Jesús que nos reaviva la esperanza: allí estaban los que venían de la vida, de la tribulación y los proyectos de esperanza y justicia, los expertos de la vida, los que saben de caminos andados, los que tienen corazones centrados y fijos en el Jesús del Evangelio, el Cristo, que enseñorea sus vidas. Lo hacen desde la realidad de lo pequeño, de la mostaza y la levadura, insignificantes pero fecundos, desde el pesebre, la cruz y compartiendo la mesa del Resucitado. Son los que se encuentran con los sufrimientos y alegrías de los hombres, siendo los suyos propios porque son unos más en la ciudadanía de lo secular y lo laical.

Un diálogo sincero

A partir de ahí el tiempo siguiente fue de comunión e interpelación en la comprensión mutua de pastores y laicos, sintiéndonos llamados a responder unidos en el Espíritu a este momento apasionante de la historia y de la Iglesia en nuestra sociedad, en nuestras realidades humanas cotidianas. La tarea sigue, la esperanza la mantiene, y lo de ayer ha de ser un punto de partida de un momento nuevo porque los espacios y los tiempos así  nos lo piden y así lo queremos todos. Ayer la cuarta nota de la Acción Católica, estuvo más clara y más vida, y sobre todo fue fraterna. Esta Iglesia es la que realmente queremos y la acción católica especializada quiere seguir apostando por ella junto a sus  pastores.

Pepe Moreno Losada – Consiliario nacional de Profesionales Cristianos (Equipo Permanente)