Recuerdo la conversación con el compañero, en la cafetería de la facultad. Recuerdo su expresión sincera, falta de malicia, sin doblez, cuando me decía que apuesta por no conocer a los alumnos por sus nombres. Que así el examen es más objetivo y que así se forma mejores profesionales. A punto de comenzar una nueva andadura en esto de la docencia universitaria, en el camino a casa contemplo en silencio las palabras. Paso por la memoria los rostros de los alumnos con los que ya he compartido la experiencia de enseñar y de aprender, y trato de recordar cada uno de sus nombres, y cada dificultad que mostraron en el proceso. Intento cubrir los huecos vacíos de la memoria, porque me cuesta muchísimo no olvidar cómo se llamaban.

También aparecen aquellos que he mirado y remirado en las actas de matrícula, que todavía no conozco en persona, pero que pronto se sentarán conmigo en el aula. Cómo he observado sus apellidos, lo que han estudiado, en lo que andan ahora mismo… imaginando sus historias y sus circunstancias. Seguro de que caminaremos juntos.

Formar profesionales, eso es lo que nos piden. Y yo, por mucho que me lo explican, no sé cuáles son los profesionales del mañana que debo despertar. No sé si han de ser competitivos, emprendedores, cualificados o llenos de contenido teórico. En el clima de oración, me detengo y rezo, y solo llego a una certeza: pido recordar cada nombre y cada rostro, poder conocer la historia de cada alumno, entenderle desde su contexto. Te pido Padre descubrir un modo de formar que ingenieros, maestros, físicos, químicos, biólogos… que escape del anonimato y lo impersonal, porque en lo personal está lo excelente.

Hoy me siento dichoso ante Ti, agradecido, porque la tarea es grande y provechosa, llena de retos. Hoy te pido un corazón por el que pasar los nombres, una mirada desde la que entender los rostros; una memoria que no olvide el centro de mi labor. Te pido poder decir mañana, en la cafetería, al joven profesor recién llegado: yo sé cómo se llaman mis alumnos, porque eso hace el examen más objetivo y la formación más excelente.