Experiencia-profesional-px-profesionales-cristianos-salir-universidadEstaba yo con Pepe en el despacho, atareadísimos los dos tratando de terminar una de las fichas del Inventario Español de Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad. Había que entregarla sin falta, porque la esperaban los coordinadores en Madrid. Sonó el teléfono. Dudé si descolgarlo. Vi por el número que era un compañero de la Facultad que siempre es muy solícito. Puse el altavoz. Seguí tecleando mientras escuchaba la típica historia de unos estudiantes, acompañados por nosesabequien, que habían venido preguntando por nosequé, y que entonces él había recordado que yo podría darles respuesta…. Total: que iban a llamarme a renglón seguido y… ok, ok, ok, gracias, sí, sí, vale, de acuerdo, pues que llamen… Nos despedimos. Resoplé. Sonó el teléfono. Descolgué, les conté que estaba ocupada, pero que si podían venir por la tarde, a las cinco, yo les atendería. Me dijeron que sí. Yo no sabía que estaban a más de cien km. de mi ciudad. Buscaron cómo desplazarse desde aquel pequeño pueblo. Cambiaron horarios de trabajo. Dos chicos y una chica. A la hora en punto, allá estaban, en el pasillo de la Facultad, dispuestos. Cogí mi cuaderno de cuadros, en el que apunto todo lo que hablo y me hablan en estas reuniones, porque tengo cada vez menos memoria ram y más dispersión, y fui tomando nota de la batalla (nunca mejor dicho) que traían entre manos. Me gustaron. Venían preocupados por un morrocotudo problema ambiental que hay en su pueblo, y zonas de alrededor. Territorio que yo conozco por haberlo recorrido palmo a palmo y que amo con esa fuerza irracional con la que amamos todo lo que consideramos nuestro. Me expresaron sus inquietudes, sus dudas, sus preguntas técnicas y mi opinión sobre las soluciones. No se ofendieron porque yo les tratase como si fueran alumnos míos. Es verdad que antes de entrar en respuestas, les advertí que como contábamos con poco tiempo y el tema que traían era complejísimo, disculpasen que yo fuera al grano y les hablase en el tono directo que usamos cuando nos conocemos de clase, prácticas y salidas al campo. Aceptaron. A esa altura de la conversación ya sabíamos algo los unos de los otros. Ellos de mí, que había trabajado años sobre el tema y yo de ellos que ninguno de los tres era estudiante de Ambientales. Yo les metí un mini rollo biológico express, que me parecía básico para compartir un mismo lenguaje. Luego les enseñé qué palabras tenían que meter en Google para que les saliese la información que necesitaban para saberlo todo sin haber estudiado nada. Comoquiera que uno de ellos dijo ser hijo de emigrantes y que había vivido su adolescencia en Suiza, les pasé todas las palabras clave al inglés. Así encontrarían mucho más. Después de eso, muchas gracias, intercambio de correos electrónicos y un meescribíssihayotrasdudas.

Me quedé sola en el despacho saboreando el momento. ¡Qué gente tan estupenda! ¡Ésta es la juventud que necesitamos!

Experiencia-profesional-px-profesionales-cristianos-salirEn vez de estar tumbados, haciendo nada, ¡ya ves! Dinamizan cultura y sociedad en su pueblo, se organizan activamente en asociación, piensan, son creativos, diseñan eventos, planean cosas, plantean alternativas, son participativos, exigentes y críticos… Tienen toda la fuerza de lo novedoso y no se conforman con lo de siempre. Quieren soluciones concretas a problemas (ambientales en este caso) concretos. Me pareció muy bien. Ya se lo dije durante la conversación: que me encantaban. Porque precisamente ése era el tipo de estudiante que a mi juicio debía generar nuestra Universidad de Extremadura: personas implicadas con el medio (el medioambiente, el medio social, también económico y político), que pusiesen su formación universitaria al servicio de los que más lo necesitan en nuestros pueblos: los jóvenes, los ancianos, los que tienen menos formación y la gente que tiene debilidad de ánimo, flojedad de espíritu, falta de ganas de luchar o sencillo convencimiento de que nosepuedehacernada. Me venía a la mente aquello de “Vosotros sois la sal de la tierra” (Mt 5, 13). Permanecí un buen rato contemplando la escena… y alegrándome de iniciativas como ésta, en las que yo –desde la óptica de mi fe- veo reflejos de la Bondad Absoluta, del mismísimo Dios Padre.

… Sonó el teléfono. Esta vez mi marido, sacándome de tamaño momento de oración, para convocarme al supermercado. Pasamos del Ora al Labora

Experiencia-profesional-px-profesionales-cristianos-salir-universidad-medio-ambienteDurante las siguientes semanas, vi en la prensa local un par de noticias sobre el problema, y dos o tres declaraciones de responsables políticos, que me hicieron recordar la visita. Pensé que alguna de las actuaciones administrativas ejecutadas en esos días para paliar el problema, se habían producido como respuesta al susodicho movimiento. Por aquellas fechas empecé a verlo en las Redes Sociales constituido en Plataforma. Me alegré internamente, pedí por ellos. Y al contemplar la escena de algunas de esas personas de la política en actitud de escucha proactiva, veía esbozada la Mano de ese Dios nuestro Padre, en quien creemos. ”… En lo escondido. Y tu Padre que está en lo escondido, te lo recompensará” (Mt 6, 6)…

Marché a América del Sur. Ecuador. La capital y la Amazonía. Una estancia de casi un mes, llena de Vida, y… otro mundo. Al regresar, recibí la noticia de que me habían estado buscando sin encontrarme. Andaban ya inmersos en una intensa actividad que había saltado al espacio público, y a los medios de comunicación locales y regionales. Fui invitada a participar como Investigadora de la Universidad, en algunos de los eventos que organizados desde distintas instancias, para debatir sobre el problema ambiental al que la Plataforma pretendía dar solución. Acudí en unas y otras ocasiones, y atendí con interés a los medios, por del deseo de dar a conocer los trabajos realizados sobre el tema en nuestro Grupo de Investigación. También con el propósito de comunicar sin ambages mis planteamientos sobre la solución del problema. A este nivel del debate, existían ya posicionamientos divergentes entre la Plataforma y algunos responsables administrativos o políticos. La situación se complicó en algunos momentos, aunque nunca llegase a alcanzar niveles insalvables. Muchos periodistas llamaban al despacho, buscando obtener quizá una visión objetiva. Tuve que cuidar no dejarme arrastrar por la corriente rápida de los acontecimientos, y llevar mi barco a donde yo quería, sin actuar manipulada. Quise ser valiente, transparente y discernir muy bien cuál era el bien último que quería yo poner en valor en todo ese proceso. “Pero sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, del mal procede” (Mt 5, 37).

Experiencia-profesional-px-profesionales-cristianos-salir-universidad-medio-ambienteY en ese contexto, nos invitan a acompañar a Bruselas, a representantes de la Plataforma, y de diversos sectores sociales y políticos para exponer ante las autoridades comunitarias el problema, y tratar de obtener apoyo económico para darle solución. Fue un desplazamiento relámpago, donde pude comprobar mucho de lo positivo que se había generado en torno a aquella iniciativa. Como soy creyente y vivo continuamente un estado contemplativo que me ayuda a encontrar el verdadero sentido de la Vida, y a disfrutarla profundamentelos dos días en Bruselas me los pasé rezando. No es que anduviese poniendo velas y haciendo plegarias para que las autoridades soltasen los euros así. Sino que se multiplicaron las ocasiones en que me venía el deseo de orar al Padre, dándole gracias, por cada gesto que observaba. Complicidad, camaradería, generosidad. Anécdotas relatando cómo la gente sencilla se había ido involucrando, las expectativas que se habían creado, la transformación de actitudes producida entre la población, la manera en que se iban solucionando las muchas asperezas y sinsabores que estaban ocurriendo en el proceso. Era una maravilla escuchar las distintas preocupaciones de los distintos sectores, las aportaciones que cada cual hacía desde su saber. Y por encima de todo, la unión persiguiendo un fin: solucionar un problema ambiental, y que por eso es de todos, colectivo.

Esa primacía de lo común frente a lo individual, me ha enganchado.

Las risas y el buen talante, las miradas limpias y el buen humor, me parecen reflejo de que lo mejor de este mundo, está ya entre nosotros. Saber que son conscientes de que son criticados, vistos con sospecha, y acusados de perseguir intereses ocultos, los hace más creíbles, más humanos, más reales.

Y desde esa incertidumbre, que no es ingenuidad, yo apuesto por ellos y ellas.

Y quiero creer, y creo porque sí, que es posible luchar por asuntos colectivos, por bienes intangibles, por el cielo limpio, por las aguas puras, por un canto junto, … por Extremadura ;-D… Y mucho más allá: por la naturaleza, por el futuro de nuestros ecosistemas, por la belleza del campo, por nuestro patrimonio natural.

¿Por qué no? Yo lo he visto. Está ahí. Son gente de carne y hueso. Lo han conseguido. Ellos y ellas valen mucho.

Porque se han abierto, consciente o inconscientemente, a la acción amorosa de Dios en sus vidas, sus afanes y su entrega. “Te doy gracias Padre, porque has ocultado esto a los sabios y entendidos y lo has revelado a la gente sencilla” (Mt, 11:25).

 

Trinidad Ruiz Téllez. Diciembre de 2015. Profesionales Cristianos Mérida – Badajoz.