Profesionales Cristianos, como Acción Católica (AC), es un movimiento llamado a la evangelización del mundo del saber y la cultura, de los espacios profesionales.
Aunque venía de mucho tiempo atrás, en el siglo XX en la Iglesia creció la conciencia de algunas cosas que suponían un gran proceso de conversión de la Iglesia. Este proceso de conversión tuvo un punto culminante en la celebración del Concilio Vaticano II:
- La conciencia de que la Iglesia está llamada a ser un signo de comunión en medio del mundo, siendo una gran familia, el Pueblo de Dios.
- La conciencia de que los pobres deben ocupar un lugar preferente en la vida y la misión de la Iglesia, que está llamada a ser la Iglesia de los pobres.
- La conciencia de que la lucha por la justicia debe ocupar un lugar central en la vida y misión de la Iglesia, porque amor al prójimo y lucha por la justicia no se pueden separar.
- La conciencia de que los laicos son miembros de pleno derecho de la gran familia constituida por Jesucristo que es la Iglesia.
En este contexto de conversión nació la Acción Católica que es la colaboración fraterna, estable y organizada entre el Ministerio Pastoral y el Laicado, cada uno según su función específica, para la realización del fin global de la Iglesia: la evangelización con todas sus implicaciones.
Así, la Acción Católica (cada uno de sus movimientos y todos ellos juntos) tiene cuatro características fundamentales:
La AC no tiene un fin propio, hace suyo el fin de la Iglesia
La AC tiene como objetivo que sus miembros vivamos para el amor y la comunión en fidelidad a Jesucristo y en su Iglesia.
Para ello nos formamos en comunión durante toda la vida, uniendo Evangelio y vida.
Esta vida se concreta en asumir como propia la misión de la Iglesia: la evangelización del mundo mediante una vida encarnada en la pobreza y debilidad del mundo, para iluminarlo todo con el Evangelio de Jesucristo.
La AC está dirigida por los seglares
El protagonismo de los laicos es la columna que sostiene a la Acción Católica. Lo que es común para todos los seglares se vive de una manera especial en la AC: la encarnación en el mundo y la comunión con el Ministerio Pastoral. Gracias a la comunión con el Ministerio Pastoral somos Iglesia en el mundo. Gracias a la encarnación en el mundo somos mundo en la Iglesia, llevamos a la Iglesia todo lo necesario para que los gozos, las alegrías y penas de los hombres y mujeres de hoy sean los gozos, las alegrías y las penas de toda la Iglesia.
Así, que la AC está dirigida por los seglares significa:
Los laicos somos responsables inmediatos y directos.
Los laicos somos responsables de la acción pastoral de la Iglesia.
Los laicos aportamos nuestra experiencia a la vida y misión de la Iglesia.
La AC es como un cuerpo orgánico
La Acción Católica, como toda la Iglesia, nace para vivir la nueva vida de comunión y crecer en ella, a modo de cuerpo orgánico. La preocupación por la unidad, dentro de cada Movimiento y entre los distintos Movimientos, es propia de la AC. Así como la comunión con toda la Iglesia, vivida en la diócesis y en las parroquias.
La comunión con el Ministerio Pastoral es la clave de la AC
Por nuestro ser y misión necesitamos vivir en comunión profunda con el Ministerio Pastoral, para lo que es necesario:
Un diálogo cordial y directo y un trabajo de mutua colaboración entre el Obispo y los seglares.
Que el Obispo dé a la Acción Católica este encargo de colaborar estrechamente en la misión.
Que esta colaboración se concrete en un trabajo asociado entre los obispos y los seglares
La Federación de Movimientos de AC