Berlín, el socialismo, la historia, el futuro….

Este verano estuvimos en Berlín. La ciudad te interpela por su historia tremenda y reciente. Un día rezamos en una iglesia –con otra mucha gente- esa oración que he traído en el papel de colores. He revivido en varias ocasiones, desde entonces, cosas que pensé allí, junto a los restos del Muro. Porque estando en el lugar político donde estoy, es obligada la reflexión a menudo de las cuestiones relativas al socialismo, a la socialdemocracia, a la ideología, al partido y a la Historia. Yo pienso mucho en estas cosas ahora, y me gusta hacerlo,  y lo hago con gusto, y procuro formarme e informarme, leer, documentarme, para tener criterio propio, y para hacer un ejercicio responsable de mi función.  En esto me siento bastante sola. No encuentro espacios para compartir estas reflexiones, si bien creo que esto es algo relativo a mi entorno más cercano. Es cierto que, por lo que leo, no debemos ser los únicos, pero en todo caso, por el momento, tengo que conformarme con compartir y celebrar –digamos- los planteamientos que parecen más edificantes, con gente que no está en mi ciudad, a quien leo a través de los documentos que me llegan vía mails, blogs, alguna revista y alguna reunión a la que asisto, con la sensación de que todo ello es un lujo…

No quiero ser pesimista, pero es una manera de verlo todo “tan desde el mercado” la que me envuelve…., que si soy sincera tengo que reconocer que me he llevado una gran desilusión: el espacio político no es el lugar de encarnación que (sin querer) soñábamos en el Movimiento, sino un lugar bastante más inhóspito que la Universidad, al menos en el que yo estoy, con la empresa y el comercio en sus entresijos…

Y sin embargo, Señor, siento tu llamada. Y no entiendo nada. Siento que a través de estas personas a quienes leo en la distancia, me estás llamando a perseverar, a no tirar la toalla, a ser fiel,  a seguir ahí, intentando estar “de otra manera” en el espacio público. (Hoy en la Asamblea, modestamente, interpelé en privado a un diputado,  y luego a la salida del Congreso de por la tarde, a otro). Veo luces y sombras.  Me cuesta aceptar que en algunos ámbitos, creo sinceramente que me tienen por idiota.

Pero confío en ti, Señor. Y te pido que me ayudes. Que nos ayudes a perseverar para trabajar con otros en la construcción de un mundo mejor, donde los más débiles  sean el centro. Aunque tengamos que oir  que “ese es un socialismo trasnochado”.

Ayúdanos a sembrar la paz, que seamos transmisores de paz en nuestro trabajo, que pongamos la persona antes que la ideología, que no hagamos la guerra.

Libéranos Señor de las envidias que no nos dejan ser felices

Y.., danos tu Fuerza, tu Perdón, tu Alegría para continuar caminando juntos, como grupo, como Comunidad, como Iglesia.

Te damos gracias por el Equipo de Revisión de Vida, por el Movimiento, por los hombres y mujeres que han hecho de la Acción Católica el instrumento con el que ahora también nosotros queremos hacer tu camino…