Una vez más nos sentimos llamados y convocados por el Padre. Él en su infinita misericordia nos quiere, siendo consciente de nuestras debilidades y pequeñeces, pero es en esa debilidad en la que experimentamos su fortaleza.

El pasado dos de noviembre convocábamos un acto de presentación de Ingeniería Sin Fronteras en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Extremadura. Semanas antes nos habíamos reunido para programar actos de presentación en la Escuela de Ingenierías Industriales, en la Facultad de Ciencias, y en la Escuela de Ingenierías Agrarias.

Teníamos múltiples tareas: Víctor reservó el salón de grados de la Facultad, el equipo de campañas elaboró el cartel para animar a la gente a la participación, hubo que colocar el cartel, se preparó una presentación, y a mi me correspondía exponer la presentación.

En la presentación:

Contábamos nuestra historia, como un grupo de estudiantes de la Universidad comenzaron a plantearse la incorporación de los pobres a su estudio. Cómo la Universidad de Extremadura reconoce en sus Estatutos la cooperación y como nos sentimos cómodos haciendo cooperación en la Universidad.

Hablábamos de la importancia de una investigación, una docencia, y un estudio relacionado con el mundo y especialmente con las situaciones de pobreza y planteábamos las posibilidades que hasta el momento hemos descubierto así como nuestra intención de trabajar todos estos aspectos con más personas para que poco a poco la realidad del Sur vaya cambiando.

Con la presentación aprendida y vivida, con algo de nervios acudí al salón de grados de la Facultad, acudieron a la cita Alejandro (nuestro delegado de sede) y Julio (el coordinador de campañas), ambos buenos amigos con los que compartimos la fe y el proyecto de ISF, no acudió nadie más.

En ocasiones vemos que nuestros proyectos pueden parecer débiles, muy pequeños. Sin embargo la Palabra siempre tiene respuesta a nuestras inquietudes. En los primeros capítulos del Evangelio de Lucas, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, nos narra el anuncio del ángel a los pastores:

‘El ángel del Señor les dijo: “No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David un salvador, que es El Cristo Señor” y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre’ (Lc 2, 10-12).

Treinta años más tarde, cuando ese niño se hizo mayor, en parábola nos dijo a qué se parecía el Reino de Dios:

‘El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en el campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier otra semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto en que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas’ (Mt 13,33)

Doy gracias al Padre por poder participar desde la debilidad de mi persona en estos proyectos, que yo veo como parte de la construcción del Reino que Jesús anunció, agradezco de igual forma la posibilidad de compartir toda esta vida en la Iglesia formada por los seguidores de Jesús de Nazaret, y en Movimiento de Profesionales formado por creyentes dispuestos a arriesgar y apostar por estos pequeños signos que esperemos que algún día crezca y mejoren la vida de las personas.

Del mismo modo os invito a dar gracias por los signos pequeños o grandes que en vuestra vida profesional aparecen y son realmente señales evidentes del Reino de Dios en nuestros días.