En la oración del mes de Marzo, Ana miembro del Equipo Permanente, realiza una Lectura Creyente de su pertenencia al Movimiento y su servicio en el Equipo Permanente.
¡DESPIERTA!
¿Se puede decir que en estos últimos días no te has sentido como un hombre libre y feliz, sin problemas ni preocupaciones? ¿No te has sentido así? Pues estás dormido. ¿Qué ocurre cuando estás despierto? No cambia nada, todo ocurre igual, pero tú eres el que ha cambiado para entrar en la realidad. Entonces lo ves todo claro.
Le preguntaron a un maestro oriental sus discípulos: «¿Qué te ha proporcionado la iluminación?» Y contestó: «Primero tenía depresión y ahora sigo con la misma depresión, pero la diferencia está en que ahora no me molesta la depresión.»
Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, ni como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación.
Aceptarlo todo porque lo ves claro y ya nada ni nadie te puede engañar. Es despertar a la luz. El dolor existe, y el sufrimiento sólo surge cuando te resistes al dolor. Si tú aceptas el dolor, el sufrimiento no existe. El dolor no es inaguantable, porque tiene un sentido comprensible en donde se remansa. Lo inaguantable es tener el cuerpo aquí y la mente en el pasado o en el futuro.
Lo insoportable es querer distorsionar la realidad, que es inamovible. Eso sí que es insoportable. Es una lucha inútil como es inútil su resultado: el sufrimiento. No se puede luchar por lo que no existe.
No hay que buscar la felicidad en donde no está, ni tomar la vida por lo que no es vida, porque entonces estaremos creando un sufrimiento que sólo es el resultado de nuestra ceguera y, con él, el desasosiego, la congoja, el miedo, la inseguridad… Nada de esto existe sino en nuestra mente dormida. Cuando despertemos, se acabó.
( Anthony de Mello, “Autoliberación Interior”)
Desde los 18 años llevo participando en la JEC y desde hace 6 años en el Movimiento de Profesionales Cristianos (PX). Durante los últimos tres años he estado formando parte de su Equipo Permanente (EP). Ahora esta tarea llega a su fin y es una buena oportunidad para parar, mirar, contemplar…
Reconozco que en estos últimos años a veces me he hecho la pregunta, ¿por qué estar en Profesionales Cristianos?
Yo he sido educada desde la fe y el compromiso. He vivido siempre de manera muy cercana la sensibilidad y la compasión por los otros, la generosidad en la implicación en el entorno, la importancia de no cerrar los ojos ante las dificultades y sufrimientos de otros y desde la gratitud por tener una familia, amigos y situación social y económica favorable, poner el granito de arena con la implicación en los espacios más cercanos (parroquia, barrio, colegio, universidad y trabajo)
Así desde diversos grupos y en especial en la JEC he aprendido e interiorizado valores como el compromiso en el ambiente (estudiantil y laboral).
Gran parte de mis valores y actitudes a la hora de relacionarme y situarme en la relaciones y en mi trabajo vienen de esta experiencia y ello me permite vivir de manera más intensa, rica, intensa, protagonista y ¡despierta!
En estos últimos años también he vivido ciertos interrogantes y cuestionamientos con respecto a todo esto. Puede parecer contradictorio pero ha sido algo necesario que me está permitiendo que para mí tenga más sentido estar aquí y sentir que opto por ello con autenticidad y libertad.
En mi opinión, es importante que nos hagamos la revisión de que a veces en la Iglesia podemos tener una visión algo parcial de la realidad y que es necesario completar el análisis, los puntos de vista, mirar desde más ventanas… Hemos podido de alguna manera creer que lo nuestro era lo mejor, de no valorar otras cosas, otras experiencias…y sobre todo en algunos momentos, a la hora de hacer propuestas de cambio a las personas o en las estructuras, “ir por delante”.
Esta revisión me ha permitido pensar que el tesoro de la fe y a la comunidad es algo a ofrecer poco a poco, desde valorar a los otros por lo que son y ofrecerles esto como propuesta.
Afortunadamente en PX he podido vivir y sentir que es una comunidad que nos estamos planteando esto. Que consideramos el mundo como un espacio lleno de posibilidades del que aprender y que cada vez más ofrecemos desde la libertad nuestra experiencia.
No se puede saber si mi talante, actitudes y valores (en aprendizaje y con unos días más lucidos que otros, claro está) estarían presentes en mí si yo no hubiera estado en PX, pero lo que tengo claro es que la reunión semanal del grupo me permite pararme. Sí que creo que sin ese momento se me sería difícil no dejarme llevar por la vorágine frenética que tenemos semanalmente. Al pararme, las palabras de mis compañeros del grupo y de Dios me tocan el corazón y me lanza a volver a mis relaciones, a mi trabajo, a la vida… con una sonrisa, con buena onda y energía, con propuestas. Y eso lo noto yo internamente y lo notan los demás llenado en alguna manera de vida los sitios en los que estamos. El grupo y el movimiento con la oración me ayuda a recordar que siento que no estoy sola, que hay ALGUIEN que también se está ocupando conmigo, a CONFIAR en que no todo depende de mí y de mis fuerzas.
Desde esta vivencia entiendo que una mínima estructura de organización garantiza que todo esto que nos aporta PX (reflexión, espiritualidad, riqueza, energía, sentido y que nuestra vidas sean más interesante y protagonistas) sea posible.
La necesidad de servicio está presente en las organizaciones sociales en las que estamos y también en nuestra organización y comunidad. Como un medio no como un fin. Desde esta necesidad me plantee aportar mi servicio estos tres años.
Lo primero que quería señalar es que ha sido una gozada realizar este servicio. Quería destacar en primer lugar la colaboración, la disponibilidad y el cariño que he recibido de todos los miembros de los grupos de PX de las distintas diócesis. Ante una llamada o correo ahí habéis estado disponibles, respondiendo enseguida. Reflejáis lo que supone una opción por el compromiso en el mundo adulto y ahí habéis estado al pie del caño también en las Comisiones Generales y las Sesiones de Estudios. Ni que decir tiene la acogida que tuvimos en nuestras visitas y estancias en Mallorca y Zamora. ¡Gracias!.Gracias a mi diócesis que ha estado a mi lado también siempre.
Me he sentido muy a gusto trabajando con los otros miembros del Equipo (Eduardo, Cristina, Miquel, Javi, Chema y Pepe), me he sentido muy acompañada por vosotros y gracias por vuestra generosidad en tiempo y energías.
Es necesario que diga que ha habido momentos en los que el trabajo debía de haber sido más continuo por mi parte, donde las cosas se demoraban demasiado.
Por eso para continuar con esta reflexión sobre el servicio, os presento el texto de Mateo de la “Transfiguración ante los discípulos”. El trabajo, la vida personal, el ocio y el descanso son necesarios e importantes. Pero haciendo esta monografía me interpelaba cómo puedo seguir incorporando en mi vida el servicio y el salir de mí. No refugiarme excesivamente en el estar cómodo y a gusto, en lo conocido, en lo fácil y previsible, ya que a veces la vida llama también a enriquecerla poniéndonos el traje y las botas de trabajo y seguir el faena por una sociedad más digna para todos. No nos quedemos en nuestra tienda…
Transfiguración ante los discípulos ( Mateo 17, 1-12)
Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó a un monte alto a solas. Y se transfiguró ante ellos. Su rostro brillaba como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, vieron a Moisés y a Elías que conversaban con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
– Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres hacemos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Aún estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubría y una voz desde la nube decía:
– Este es mi hijo amado, en quien me complazco, escuchadlo.
Al oír esto, los discípulos cayeron de bruces, aterrados de miedo. Jesús se acercó, los tocó y les dijo:
– Levantaos, no tengáis miedo
Al levantar no vieron a nadie más que a Jesús. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó:
– No contéis a nadie esta visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos
Los discípulos le preguntaron:
– ¿Por qué dicen los maestros de la ley que primero tiene que venir Elías?
Jesús les respondió:
– Sí, Elías tenía que venir a disponerlo todo. Pero os digo que Elías ha venido ya y no lo han reconocido, si no que han hecho con él lo que han querido. Del mismo modo van a hacer padecer al Hijo del hombre.