1.- Un doloroso parto con final feliz (Juan 3,3-5)
Muchos de nosotros podríamos sacar de nuestra propia historia el significado de dificultad y dolor de alumbramiento al evangelio de Jesús en nosotros, con los que compartimos vida, y los que acompañamos. Pero también. ¡qué gozo por la criatura nueva!
Un nuevo curso nos recuerda, una vez más, ir más allá de la propia lógica “¿cómo podrá entrar de nuevo en el vientre materno?” , y surgen dudas, escepticismos. Nacer de nuevo es sobre todo cosa del Espíritu. Asistimos a un proceso de gestación- un curso lleno de posibilidades- atentos a los signos que Dios nos va señalando, para animar, sostener, tirar con cuidado de una vida frágil, nuestra y de los otros, que apunta y lucha por salir a la luz.
*Pongo en manos de Dios Padre iniciativas, propósitos, trabajo…..
2.- Vivimos por lo que esperamos (Mateo 25,6)
Si algo tienen nuestros encuentros, nuestras reuniones, es que son como el “centinela” que nos va marcando el camino y sacudiendo nuestra dejadez y nuestro desánimo con su grito: “como el esposo tardaba, les entró sueño y se durmieron. A medianoche se oyó gritar: que llega el esposo salid a recibirlo”. La imagen de la boda, del novio es signo de alegría, de alianza, de amor cumplido, de fidelidad…
Sentimos que nuestra esperanza es frágil, tenemos miedo de que se nos agote el aceite de las lámparas, un curso es largo y trabajoso, y por eso nos va la vida en que el grupo siga acompañando nuestra espera y nos mantenga en vela “al acecho del Reino” de Dios, porque será su voz la que nos convoque a salirle al encuentro.
*Para mí el significado “que llega el esposo…” se concreta en….
3º.-Oración compartida.
NOTE RINDAS (Mario Benedetti)
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar tu vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir los sueños,
destrabar el tiempo , correr los escombros
y destapar el cielo.
No te rindas, ¡por favor!
No cedas, aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque tu vida es tuya
y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el viento y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas, quitar cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
Aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque cada día es un comienzo nuevo.
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo. Porque yo te quiero.